El mundo así como es. Para que vamos a inventar. A colorear las historias para presentarlas sensacionales. Basta y sobra con lo que son. Así, al desnudo. Comunes, repetidas, dramáticas. Que a un trabajador que se rompe el lomo para mantener a sus hijos; tres pelotudos alucinados le abran la cabeza a piedrazos por la bici es una de ellas. No necesita aditamentos ni palabraje para que duela.
El caso concreto tuvo como protagonista a Agustín Cruz, un trabajador del Ingenio de 43 años, viudo, con seis hijos, que salió rumbo a la empresa la madrugada del martes 19 de enero. Lo hizo en bicicleta desde la casilla al fondo de los 200 años cargando por toda la fortuna sus botas de zafrero en un bolso.
Calcula que rondando las 05:10 cruzaba la esquina de San Martín y Dorrego cuando un drogado le cortó el paso emergiendo de la cantera de escombros que las refacciones han hecho en el lugar. Le eructó con gesto patoteril que le diera plata. Dos le aparecieron atrás para hacer el requerimiento más perentorio. Argumentar que era un laburante mas seco que los desiertos lunares no le sirvió. “danos la bici entonces” retrucaron.
El trío, de esos mismos de siempre que vienen asolando la Terminal y sus alrededores, levantaron cascotes arqueando los brazos hacia atrás amenazantes. En medio de la ronda, Cruz daba vueltas intentando cubrir todos los flancos de ataque hasta que un proyectil feroz en la nuca lo derribó. Despertando tirado, recuerda, unos segundos después para ver que le descargaban sin piedad otra andanada de piedras en el rostro. La sangre y el dolor le negaron ver donde se llevaban su bici y sus botas esos pichones de asesinos hijos de puta.
Diez puntos de sutura recibió Cruz en la parte posterior de la cabeza. Le partieron el pómulo y el arco superciliar izquierdo en tres partes. Habrá que ver como le queda la cara. La bici era viejita pero hace poco le había cambiado cubiertas y cámara. Describe a los tipos de 17 a 20 años alterados por la droga y el alcohol, sino por ambos. Así es. No hace falta agregar mas nada.
