Si es que uno lleva en la piel los trazos que dibujan su vida los de Hugo Dante Salvatierra (28) eran muchos. Escupidos con tinta en los tatuajes, con sangre en las heridas y con afán autodestructivo en las cicatrices de tumbero de los brazos.
Se suicidó la noche del primero de año en su casa de calle Pueyrredón al fondo luego de flagelarse con una serie de tajos cruzados el pecho, colgado con una sábana de un caño que preparó adrede con berretín de verdugo de si mismo. Escribiendo con aerosol en las paredes las sentencias y frustraciones de amor que le habían escuchado muchas veces antes de ésta última vez.
Era carnicero. Trabajó en diferntes negocios. Con una prole numerosa de una mujer que siendo menor de edad estuvo involucrada en el doble asesinato del Hotel Solo del 94. Sobrellevaban agudos problemas de ralación.
Igual que los que en Navidad había tenido con su novia un chico de 18 aos del segundo loteo de la Misión San Francisco que lo procedió colgándose en su pieza luego de macharse a mas no poder. Se lo identificó de nombre Esteban Fremín Torres.
Ese día, a la tarde, encontraban suspendido del cuello a dos metros y medio de altura en una planta de mango al fondo de su casa en el barrio San Antonio de Yrigoyen a Cesar Alberto Ruarte de 36 años, ex sindicalista y empleado del Tabacal. Usó una cuerda de nylon de colgar la ropa. Sus familiares en esado de shock no acertaban a entender su decisión.
Para los depresivos las fiestas de fin de años son un riesgo. Fueron dos los que eligeron no seguir viviendo en la navidad y dos el primer día del 2010. Salvatierra y un hombre de 60 años del Paraje San Gregorio a 35 kilómetros de la Unión que se puso el rifle en la boca y gatilló.
